🚢 El trágico hundimiento del Costa Concordia
El hundimiento del crucero Costa Concordia el 13 de enero de 2012 fue una tragedia que sacudió al mundo. El barco, uno de los seis de la línea de producción de Costa, era el barco más grande creado en Italia en ese momento. Pesaba 114.000 toneladas y medía 952 pies de largo, con un costo de más de 570 millones de dólares. El barco estaba propulsado por seis grupos electrógenos diésel de 12 cilindros, que producían más de 107.000 caballos de fuerza, generando suficiente electricidad para todos los componentes del barco, desde los motores de propulsión hasta la iluminación. Con 13 cubiertas, cada una representando un estado europeo diferente, el Concordia ofrecía cinco restaurantes únicos, un cine de tres pisos, un casino, una sala de juegos y hasta un simulador de carreras de Fórmula 1. Los pasajeros podían elegir entre cinco jacuzzis, spas, cuatro piscinas y 13 bares. También disfrutaban de un centro de fitness de 64.000 pies cuadrados que incluía un gimnasio, sauna e incluso un baño turco.
🌊 El viaje
En una mañana de enero de 2012, aproximadamente 3.200 pasajeros y 1.000 miembros de la tripulación a bordo del Concordia comenzaron un viaje casual alrededor del Mar Mediterráneo y disfrutarían de cinco paradas planificadas a lo largo de la costa italiana. Sin embargo, con las temperaturas bajando a 35 grados Fahrenheit, tanto los recién casados, las familias como los entusiastas de los viajes encontraron refugio en las cubiertas interiores del Concordia, con todos los pasajeros apiñados en las partes centrales del barco. Sin embargo, esto resultaría ser un problema más adelante.
💥 El impacto
El 13 de enero, alrededor de las 8 PM, durante la última etapa de su viaje, el Concordia comenzó a desviarse de su curso predeterminado y acercarse a la isla de Giglio. De repente, un fuerte golpe y el chirrido de metal retorcido resonaron en las 12 cubiertas interiores del crucero, que ahora temblaba violentamente. Se les indicó a los pasajeros que permanecieran tranquilos; el barco solo había experimentado una pequeña falla eléctrica, pero la situación estaba bajo control. Poco después de ese anuncio por el intercomunicador, todo el barco quedó sumido en la oscuridad y el pánico se desató. El crucero de 1000 pies y 228 millones de libras había derivado hacia aguas de 26 pies de profundidad y colonizadas por grandes arrecifes de coral dentados que dejaron una gran abertura en el Concordia, de 115 pies de ancho. Este impacto arrancó al instante dos capas masivas de placas de acero que protegían la sala de generadores del barco. Inmediatamente, miles de galones de agua fría del océano se abrieron paso a bordo, llenando rápidamente las habitaciones en las cubiertas inferiores del Concordia y haciendo que el barco se inclinara hacia un lado.
🆘 El rescate
A las 9:44 PM, el jefe de la sala de máquinas informa de repente a las cámaras del capitán que la sala de máquinas del Concordia está completamente bajo el agua y que los generadores diésel y los relés de energía masivos ya no funcionan. Sin propulsión, sin energía de emergencia y con equipos de navegación fallidos, el capitán Chetino confió únicamente en la inercia y los controles manuales del timón para maniobrar. No sería hasta aproximadamente 30 minutos después, a las 10:12 PM, que los funcionarios del puerto italiano establecerían contacto inicial y se comunicarían con el Concordia. Sin embargo, un miembro de la tripulación no identificado insistió en que el barco solo había sufrido un apagón eléctrico debido a un generador averiado y que no se había producido ningún daño real.
Ocho minutos después, una grabación del teléfono de un pasajero mostraba a un miembro de la tripulación diciendo a la gente que todo estaba bajo control y que regresaran a sus camarotes. En ese momento, no se había emitido ninguna orden de Abandonar el barco ni se habían dado más instrucciones. Una patrullera local intentó llamar al crucero a la deriva y en la oscuridad, pero sin éxito. Los miembros de la tripulación y los pasajeros se prepararon, tambaleándose en la oscuridad para encontrar chalecos salvavidas y a sus seres queridos a bordo. Pero como el capitán Chetino aún no había emitido una orden de Abandonar el barco, cualquier miembro de la tripulación que fuera encontrado bajando pasajeros en un bote salvavidas podría enfrentar cargos de amotinamiento, un delito grave según la ley marítima. El enorme crucero se desvió hacia el sur, a la deriva con el viento durante 34 minutos y finalmente se detuvo a lo largo de la costa italiana. Giró, rotando 90 grados completos hacia el océano, dejando la icónica imagen que muchos recuerdan de este desastre.
🕰️ Consecuencias
Los horrorizados espectadores, ya sea en la costa cercana o en una de las patrulleras o helicópteros enviados para evacuar el barco, relataron haber visto a innumerables pasajeros saltar desde el costado del barco semihundido en un intento de escapar, ya que aún no se había dado ninguna orden de Abandonar el barco. A las 11:30 PM, el capitán Francesco Chetino abandona el barco, a pesar de las órdenes de un capitán de las Autoridades Portuarias Italianas de volver a bordo y hacerse cargo de los pasajeros restantes que necesitan ser evacuados. Se produciría una acalorada discusión durante las siguientes dos horas, con el avergonzado capitán afirmando que simplemente había caído en un bote salvavidas mientras descendía del Concordia. Aproximadamente 50 pasajeros permanecen a bordo del barco que se hunde, y una serie constante de helicópteros de la Fuerza Aérea trasladan a las personas de un lado a otro desde el naufragio hasta tierra firme. El padre Raphael Molina, el sacerdote del Concordia, fue uno de los últimos en abandonar el naufragio registrado. A las 4:46 AM, los funcionarios de la Fuerza Aérea y las Autoridades Portuarias marcarían oficialmente el rescate como completo.
En total, se perdieron 33 vidas, incluyendo 27 pasajeros, cinco miembros de la tripulación e incluso un miembro del equipo de salvamento. Después del naufragio ocurrido el 2 de febrero de 2012, los fiscales de París, Francia, iniciaron una investigación para interrogar a los supervivientes. Su objetivo era establecer cualquier responsabilidad penal y evaluar el impacto psicológico del incidente. Los funcionarios a cargo de la investigación se inquietaron por el hecho de que el Concordia no emitiera ninguna señal de socorro, navegara tan cerca del conocido arrecife e incluso no emitiera una solicitud de evacuación oportuna. Solo tres semanas después, el 23 de febrero, el capitán Chetino fue acusado de abandonar a los pasajeros incapacitados y de no alertar a las autoridades marítimas sobre la situación. Cuatro oficiales y tres gerentes